Mensajes a Ana en Mellatz/Goettingen, Alemania
martes, 25 de agosto de 2009
El Padre Celestial habla después de la Santa Misa Tridentina Sacrificial en la capilla de la casa en Göttingen a través de Su instrumento e hija Anne.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Durante la Santa Fiesta Sacrificial, billones de ángeles entraron y adoraron el Santísimo Sacramento en la Santa Eucaristía. El altar de María estaba brillantemente iluminado. Especialmente el niño Jesús ha irradiado nuevamente los rayos de gracia sobre nosotros. El Santo Arcángel Miguel, a quien está consagrada la capilla, ha golpeado su espada en todas las cuatro direcciones, evitando así el mal de nosotros.
El Padre Celestial dice: Yo, el Padre Celestial, hablo ahora a través de Mi instrumento voluntario, obediente y humilde, e hija Anne. Ella yace en Mi voluntad y solo habla palabras que provienen de Mí. Nada es de ella. Practica la humildad completamente.
Mis amados hijos, Mis elegidos, Mi pequeña banda que sigue plenamente a Mi Hijo Jesucristo, que camina por el arduo camino hacia el Monte Golgota y que asume todos los sacrificios, que lucha valientemente conmigo, el Padre Celestial en la Trinidad.
Mi madre, la madre y reina de la victoria, aparecerá. Ella es la victoriosa en todas las batallas de Dios. Ella es la Madre de la Victoria, como es venerada allí en Mi lugar de peregrinación Wigratzbad.
¿Cuánto tiempo estuvo protegido el lugar de oración por esta Mi Santa Misa Sacrificial por Mi sacerdote hijo Pastor Lodzig? Estas gracias ya no serán perdonadas, porque ya no gobierno allí.
Mis pequeños amados también regresarán a este santuario cuando tenga lugar la victoria de la Santísima Madre con Mi amado Hijo Jesucristo. Lo experimentarán cuando les diga el momento. Están asegurados por el amado Santo Arcángel Miguel, que los protege de todo mal.
Y ahora su amado Padre Celestial en la Trinidad, con todos los ángeles y santos, con su amado Padre Pío, con el Santo Arcángel Miguel, con las legiones de ángeles, sobre todo con su amada Madre Celestial, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Ustedes son amados y concebidos desde la eternidad. Ustedes son los elegidos. ¡No desarrollen miedos! ¡Permanezcan en serenidad! Estoy con ustedes todos los días. Amén.
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