Domingo, 4 de septiembre de 1994

Nuestra Señora está aquí vestida de blanco con un borde azul alrededor de Su manto. Estrellas azules siguen apareciendo y desapareciendo por todo Su manto. Ella extiende Sus manos y dice: "Mi Hijo Me envía especialmente para dirigirme a los líderes mundiales mientras se reúnen para negociar el don de la vida de Dios. Queridos hijos, han perdido de vista el propósito de Dios para la vida, principalmente la salvación. No les corresponde a ustedes determinar quién vive y quién no vive. Se preocupan por el número de personas en el mundo cuando su preocupación debería ser la falta de amor en el mundo. El abismo entre Dios y el hombre se ensancha cada vez que se quita una vida. Hoy, han llegado al punto de la ausencia de la razón correcta. Les digo solemnemente, no serán capaces de legislar contra la justicia de Dios. El único recurso que les queda es el amor - el Amor Santo, que es capaz de reconciliar las almas con Dios. A aquellos que escuchan, les digo oren, oren, oren."