sábado, 24 de enero de 2009

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber en San Giovanni Rotondo, Italia

¡La paz esté con ustedes, mis queridos hijos!

Queridos hijos, vengo del cielo para bendecirlos. Soy su Madre celestial y todos ustedes son mis hijos. Hijos, los estoy reuniendo en oración para que la misericordia de Dios descienda sobre toda la humanidad.

Los tiempos presentes están llenos de tanta oscuridad, y yo, su Madre Inmaculada, vengo a iluminarlos en el camino que conduce al cielo, que conduce a Dios. Sigan el camino que les estoy indicando. El camino por el que los estoy guiando es el camino de la abnegación, el camino del sincero arrepentimiento por sus pecados, el camino del amor y el perdón. Para que caminen seguros en este camino necesitan ser muy humildes, humildes, humildes, y vivir la obediencia profundamente.

Las almas desobedientes son almas que no agradan a Dios. Dios ama la obediencia y quiere que todos la vivan cada día. Si dicen que aman a Dios, pero no lo obedecen a él o a su Ley del Amor, están perdiendo tantas gracias y se están engañando a sí mismos, porque nadie engaña a Dios, pues él todo lo ve.

Sean hijos de verdadero testimonio de vida. Que su vida, queridos hijos, sea un reflejo de la luz y el amor de Dios por sus hermanos y hermanas. Con amor superarán los obstáculos y cada prueba de este mundo. Sin amor se perderán, porque la falta de amor trae la condenación a sus almas, así que amen. Los bendigo a todos: en el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. ¡Amén!