Mensajes a Edson Glauber en Itapiranga AM, Brasil

 

martes, 27 de enero de 2009

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber en Nápoles, Italia

 

¡La paz esté con ustedes!

Queridos hijos, los amo y vengo esta noche del cielo para bendecir a sus familias. Queridos hijos, sean hijos de la oración y la fe. Quiero guiarlos a Jesús. Quiero ayudarlos en sus dificultades. Quiero hacerlos testigos del amor de mi Hijo y de mi Madre por sus hermanos y hermanas. Oren, oren mucho.

Su ciudad necesita tantas oraciones. Tantos pecados se cometen aquí que claman por la justicia de Dios. Oren, mis hijos. Reparen, reparen con sus oraciones y sacrificios. Dios tiene prisa, de lo contrario, una gran calamidad sucederá aquí. Aquellos que se confíen al Corazón de mi Hijo Jesús, a mi Inmaculado Corazón, y al Corazón Casto de mi Esposo José, serán protegidos contra todo mal y peligro. Hijos, les digo: este lugar lo he bendecido con la presencia de mi Madre. Reúnanse aquí en este lugar donde aparecí y recibirán miles de gracias. Aquí en este lugar mi Hijo convertirá a muchos pecadores. En días difíciles este lugar estará protegido y nada lo destruirá. A todos mi bendición maternal: en el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. ¡Amén!

Al decir estas palabras, Nuestra Señora me hizo recordar un sueño que tuve en 2007, cuando vi una casa donde algunas personas estaban en el segundo piso asustadas por algo terrible que estaba sucediendo afuera. De repente me vi dentro de esta casa con estas personas y me acerqué a la ventana, que me recordó las ventanas de las casas en Italia. Afuera, escuché ruidos fuertes y ensordecedores, como explosiones sucediendo una tras otra. El cielo se oscureció por completo y comenzó a salir fuego, mucha lava fluyendo sobre la casa. Me dirigí a todos dentro de la habitación donde estábamos reunidos y dije: "No tengan miedo. Oren, oren juntos conmigo!..." Comencé a rezar el Ave María y todos me acompañaron.

Puse mis manos en la ventana y oré y la lava que pasó afuera de la ventana no la rompió y no entró en la habitación donde estábamos y nada dentro de la casa fue destruido, porque Dios y la Virgen nos protegieron. Poco después de eso me desperté.

Antes de irse, la Virgen dijo,

Oren, oren, oren y siempre estaré presente aquí para bendecirlos. Santifiquen este lugar con oración, con sacrificio y con penitencia. Les envío un beso de amor. Permanezcan en la paz de Dios. ¡Nos vemos pronto!

Orígenes:

➥ SantuarioDeItapiranga.com.br

➥ Itapiranga0205.blogspot.com

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