viernes, 29 de septiembre de 1995

Viernes, 29 de septiembre de 1995

Mensaje de Nuestra Señora de Guadalupe dado a la Vidente Maureen Sweeney-Kyle en North Ridgeville, EE. UU.

Nuestra Señora viene como Nuestra Señora de Guadalupe. San Miguel viene antes que Ella en una luz ardiente. Luego desaparece. Nuestra Señora sostiene al Niño Jesús hoy. Ella dice: "Alabado sea Jesús, Mi pequeño ángel. Vengo a invitar a Mis hijos a entender que cada aflicción en el mundo, ya sea enfermedad, calamidad natural, guerra o cualquier otra, es el resultado directo de la infidelidad del hombre a Dios. Cuando los inocentes sufren, es para llevar a los malvados a arrojarse a la Misericordia de Dios. Tu oración de que las almas reconozcan el lugar de Dios en sus vidas es una buena oración y una sobre la que Mi Hijo derramará misericordia. Aquellos que esperan señales y ciertos fenómenos para que ocurran antes de creer y convertirse, pueden esperar demasiado tiempo. Cada uno necesita encontrar su conversión en la gracia del momento presente con un pleno complemento de aceite en sus lámparas. Reza para que la gente se dé cuenta del valor de un alma y la longitud y amplitud de la eternidad." [ Veo un fuego rugiente frente a Nuestra Señora. Se mueve hacia mí. La luz que rodea a la Santísima Madre parece extinguirlo. Luego veo un prado rodante. Me veo como una niña caminando de la mano con Jesús.] Ella continúa: "Las almas eligen por sí mismas la salvación o la perdición, así como eligen el destino del mundo. Continúa rezando, rezando, rezando." Ella se va.