Lunes, 30 de septiembre de 2002

María de Ágreda viene. Ella dice: "Alabado sea Jesús. Hermana mía, anota esto."

"Estoy aquí para hablarte sobre la virtud de la paciencia en la vida de la Santísima Virgen María. Nuestra Señora, que fue perfecta en toda virtud, nunca permitió que el tiempo se convirtiera en Su enemiga. De esta manera nunca pensó en el pasado en un contexto negativo--ni tampoco se preocupó por el futuro. Esto le permitió vivir pacientemente el momento presente con paciencia y humildad. Ella no consideraba cuántas veces había realizado una tarea sencilla en el pasado ni cuánto tiempo tendría que esperar por algo en el futuro. Ella no culpaba a otros por sus pecados--mostrando así impaciencia con ellos. En cambio, oraba por ellos."

"Cuando vio a Su Hijo sufrir, no tuvo un Corazón amargado, sino que fue paciente con la Voluntad de Dios para Ella y Jesús en el momento presente. Ella soportó pacientemente toda separación de Jesús--incluso Su Ascensión al Cielo."

"La humildad y el amor fueron la base de Su paciencia, y brillaron a través de Ella como el sol brilla a través del cristal."

"Imítala."