martes, 3 de enero de 1995

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber en Itapiranga, AM, Brasil

¡La paz esté con ustedes!

Queridos hijos, ¡qué feliz me hace verlos a todos reunidos aquí orando! Soy la Madre de Dios, la Reina de la Paz y la Virgen de Nazaret. Les pido, mis hijos, que continúen rezando el rosario cada día por la paz del mundo y por la conversión de los pecadores. Sacrifíquense y hagan penitencia para salvar al mundo del pecado. Mis hijos, el mundo solo puede ser salvado rezando el rosario. Por lo tanto, rezadlo siempre.

Saben, mis hijos, que todos aquellos que han rezado mi rosario con amor cada día durante su vida en la tierra, están conmigo hoy en el cielo. Mis hijos, mi Hijo Jesús está muy contento de que estén orando aquí esta noche. Él está muy contento con sus oraciones, pero sabe que pueden rezar más y más, así que por favor esfuércense más.

Visiten a mi Hijo Jesús en el Santísimo Sacramento, pues Él se siente muy abandonado, sin nadie que lo visite. Confiesen sus pecados y pidan a Dios perdón por sus faltas diarias. Que mi Niño Jesús los bendiga y les dé Su Paz. Oren y ayunen.

Queridos hijos, oren para que todos mis planes se realicen aquí en esta ciudad y en todo el mundo lo antes posible. Soy la Inmaculada Concepción.

Satanás está furioso al verlos orar, pero no teman. Los protegeré y los pondré a todos bajo mi manto. Los bendigo: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Mañana los espero a esta misma hora, para darles un mensaje especial.

Nuestra Señora nos advierte sobre la furia y el odio de Satanás hacia aquellos que oran. No nos damos cuenta de que su presencia es real y no una mera invención de la Iglesia, como muchos dicen. En Itapiranga, Nuestra Señora nos ha advertido varias veces contra el diablo y contra el infierno. Ella quiere ayudarnos a entender que hay un Dios que nos ama y quiere que estemos en el cielo un día, pero también hay el diablo que hace todo para llevarnos al infierno. Si nos dejamos guiar por ella, ni siquiera el diablo podrá destruirnos y llevarnos por el camino del mal, porque Nuestra Señora vela por todos sus hijos que se consagran a ella y que se dejan guiar por sus muy santas enseñanzas que nos llevan a Dios y al cielo.