miércoles, 23 de agosto de 1995

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber

¡La paz esté con ustedes!

Queridos hijos, recen, recen, recen. Yo soy la Reina de la Paz, la Madre de Dios y su Madre celestial. ¡Qué feliz estoy de verlos a todos reunidos aquí rezando! Gracias por venir. Yo, su Madre Celestial, los bendigo con todo mi Corazón.

Recen mucho, porque Nuestro Señor Dios está muy ofendido, por los innumerables pecados cometidos hoy en todo el mundo. Recen el santo rosario. El rosario los aleja del enemigo. Yo, su Madre, los amo con todo mi Corazón. Esta es mi petición: conviértanse. Cambien sus vidas. Que mis hijos se dediquen más a la oración. Esta es mi petición. Los bendigo a todos: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. ¡Hasta pronto!

Jesús me ha hecho saber cómo el alma debe ser fiel a la oración, a pesar de los tormentos, la aridez y las tentaciones, porque en gran medida, y especialmente en esta oración, el cumplimiento de grandes diseños divinos a veces depende. Y si no perseveramos en esta oración, trastornamos lo que Dios quería lograr a través de nosotros, o en nosotros. Que cada alma recuerde estas palabras: - Y estando en agonía continuó rezando: "Siempre prolongo esta oración en la medida de mis posibilidades y según la oblación." (Santa Faustina, Diario 872)