miércoles, 12 de junio de 1996

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber

¡La paz esté con ustedes!

Mis queridos hijos, el Corazón de mi Madre, puro e inmaculado, me impulsa a venir a este lugar, para invitarlos una vez más a la conversión, a la oración, y a un cambio de vida más santo.

Mis pequeños hijos, deseo darles mi amor. Acéptenlo. Es todo suyo. Acerquéense a mi Hijo Jesús y ofrézcanle toda su vida y toda su familia. Hijos míos, conságranse al Sagrado Corazón de mi Hijo Jesús y a mi Inmaculado Corazón. Escúchenme: vivan mis mensajes. Mi Hijo Jesús cuenta con todos ustedes. Desea cambiar sus corazones enriqueciéndolos con Su amor más puro. Mis mensajes de conversión son para todas las personas. Todo lo que les digo es muy serio. A través de sus oraciones y viviendo mis mensajes, el mundo se renovará, viviendo la paz que mi Hijo tanto desea entre todos ustedes. (*) No piensen que lo que les estoy diciendo es de poca importancia, sino pongan en práctica todo lo que les he pedido, y verán cuántas gracias y maravillas mi Hijo Jesús logrará entre ustedes. Continúen rezando el Santo Rosario. Que todas las familias lo recen juntas. ¡Esta es mi petición! Los bendigo a todos: en el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén. ¡Nos vemos pronto!

(*) Nuestra Señora nos llama a dar valor a sus palabras maternales. Ella no vino por sí misma, sino que vino por mandato de Dios para darnos estos mensajes. Si acogemos sus llamados cuántas gracias nos concederá Dios y cuántos milagros Dios realizará en el mundo y en nuestras vidas. El milagro más evidente será la conversión de miles de personas, que están lejos de la verdadera fe viviendo santamente y viviendo una vida de oración, reparación y sacrificio por la salvación del mundo.