sábado, 2 de noviembre de 1996

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber en São Miguel do Guamá, PA, Brasil

¡La paz esté con ustedes!

Mis queridos hijos, Yo soy la Bienaventurada Virgen María, la Reina de la Paz y la Señora del Santo Rosario. Los amo mucho y los quiero a todos dentro de Mi Inmaculado Corazón. Los invito a un cambio más santo de vida. Aumenten su fe. Oren todos los días para que Mi Señor les conceda el Don de la fe.

La fe es un Don dado por Dios a todos Sus hijos. Oren, oren y pidan a Jesús que fortalezca su fe. Oren mucho por los pobres pecadores. Conviértanse. Recuerden a sus hermanos y hermanas fallecidos. Recuerden a sus muertos y hagan sacrificios por ellos, porque hay muchas almas necesitadas esperando sus oraciones para salir del purgatorio.

Oren y conviértanse. Vivan Mis Santos Mensajes. Son mensajes para ser vividos desde el fondo de sus corazones. Tomen en serio todo lo que les digo, porque un día todo esto llegará a su fin, y deseo que Mis palabras permanezcan en las profundidades de sus corazones. Los bendigo a todos: en el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén. ¡Nos vemos pronto!

Nuestra Señora me hizo entender por una luz interior que nunca debemos olvidar orar por las almas en el purgatorio, porque muchas almas de nuestros familiares y amigos están allí y no nos damos cuenta. Muchos dicen cuando una persona o familiar muere, "¡No te preocupes, está bien y ha ido al cielo!" Pero están muy equivocados al decir eso, porque no es exactamente como suena. Debemos orar mucho por una persona que deja esta vida, porque no sabemos cuáles fueron sus pecados y qué imperfecciones lleva en su alma al más allá. Muchos son castigados a sufrir para siempre en los fuegos del infierno, y otros deben permanecer en el purgatorio durante largos años. Nuestra Señora me explicó que el sufrimiento más pequeño en el purgatorio es como el mayor sufrimiento en el mundo que nos sucede a todos a la vez, todo a la vez. Y que un día en el purgatorio es como mil años en nuestra forma de pensar, pero que aún es una realidad mucho mayor que esta, porque no hay palabras para explicar los sufrimientos del infierno y el purgatorio. Lo que he escrito aquí son solo explicaciones mínimas con respecto a esto.