lunes, 23 de febrero de 1998

Mensaje de Nuestra Señora Reina de la Paz a Edson Glauber

Cuando estaba en el coche con mis amigos y nos dirigíamos a su casa, al pasar por cierta calle de esta ciudad, inesperadamente el Arcángel San Miguel se me apareció, muy hermoso e iluminado. De repente todo desapareció frente a mí y lo único que podía ver era al Ángel frente a mí. San Miguel en este día me dijo:

Jesús y María me están enviando aquí para mostrarte algo. Mira...

En este instante pude ver las calles y a la gente caminando por ellas, pero también vi una escena terrible: muchos demonios que acompañaban a muchas personas, hombres, mujeres, jóvenes y niños, rodeándolos como si fueran un enjambre de abejas. Y esto lo vi alrededor de mucha gente.

Algunos de ellos tenían ángeles a su lado, pero eran pocos comparados con aquellos que estaban siendo acompañados por demonios. Me entristeció ver esta visión porque entendí cuánto necesitan las personas oraciones para liberarse de las garras del diablo y hacer la voluntad de Dios, conociendo su amor divino. Tenemos mucho que hacer por la salvación de las almas, porque muchos están lejos de Dios, viviendo en pecado. San Miguel me dijo:

Por eso debes hablar de los mensajes de la Bienaventurada Virgen a todos los que encuentres, porque muchos a través de los mensajes encontrarán la gracia de Dios y una oportunidad para decidir por su amor y su reino de paz, viviendo la vida de santidad, lejos del pecado y de satanás.

Por la noche, la Bienaventurada Virgen me transmitió un mensaje:

Queridos hijos, lleven el amor de Cristo a todas las personas. Vivan en el amor, lleven amor, y estén siempre unidos a Jesús por el amor. Gracias por su dedicación. Gracias por su afecto. Gracias por sus oraciones. Bendigo a mis hijas religiosas, esposas de mi Hijo Jesús, que están presentes en mi aparición. Los bendigo a todos: en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. ¡Hasta pronto!