Mensajes a Edson Glauber en Itapiranga AM, Brasil
sábado, 22 de septiembre de 2012
Hoy, una vez más, la Santísima Virgen vino a transmitirme su llamado maternal. Estaba con su semblante triste y solo cuando habló del signo su rostro se tornó serio, como preocupada por el destino de aquellos que no hacen nada para cambiar sus vidas.

Paz, mis amados hijos!
Yo, vuestra Madre celestial, vengo a pediros que intercedáis por la conversión de vuestros hermanos que están espiritualmente ciegos y no ven el abismo que tienen delante, que los conduce al infierno.
Muchos se dejan destruir por Satanás porque no oran y no viven mis llamados verdaderamente como les he pedido.
Mis hijos, luchad por el cielo. No queráis pecar, porque el pecado os hace merecer el infierno. El infierno es un lugar de terrible sufrimiento, y quien va allí sufrirá para siempre.
Yo lucho por vuestra salvación, pero muchos de mis hijos son rebeldes, desobedientes e ingratos. Orad por la conversión de los jóvenes. Los jóvenes están cayendo en gran sufrimiento y ofendiendo a mi Hijo Jesús horriblemente en estos últimos tiempos. Jesús desea de los jóvenes amor, santidad y pureza.
Mis hijos, ya os he concedido grandes gracias. Acoged con amor mis gracias maternales en vuestras vidas. Sed de Dios viviendo el amor y la paz primero en vuestras familias. Haced de vuestros hogares un lugar de oración. Dios desea salvar vuestras familias de tantos males.
Orad el rosario con fe y amor y el poder de las tinieblas será destruido. Cuando oráis el rosario Satanás pierde su fuerza y poder sobre las almas, así que, mis hijos, con vuestras oraciones liberad y salvad muchas almas de las garras de Satanás, conduciéndolas a Dios.
Gracias por vuestra presencia aquí en este lugar bendecido por la presencia de mi Madre. Cuando el signo llegue al mundo, muchos de mis hijos llorarán amargamente por haber desperdiciado su tiempo para la conversión. Cuando dé el signo en la cruz de Itapiranga a aquello que no viene de Dios y no pertenece a Dios caerá al suelo. Aquellos que no han hecho la voluntad de Dios desesperarán y querrán cambiar sus vidas, pero será muy difícil después de que este signo llegue al mundo.
Cambiad vuestras vidas ahora, mis hijos, para que no sufráis más adelante. Estoy intercediendo hoy, ante el trono de mi Hijo Jesús, por la conversión de cada uno de vosotros. Arrepentíos sinceramente de vuestros pecados para merecer esta gracia. Os bendigo a todos: en el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. ¡Amén!
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