martes, 24 de octubre de 1995

Mensaje de Nuestra Señora

Con mucho afecto, deseo bendecirlos a todos en este maravilloso día, cuando el PADRE nos permitió encontrarnos. Soy María, Llamada de AMOR! Soy, queridos hijos, la Madre de DIOS, ¡y su Madre Eterna!

Yo, queridos hijos, los miro a todos, hijitos, los abrazo con mi AMOR, los mantengo en mi Corazón, y los bendigo con una especial Bendición Maternal. Queridos hijos, magnificen al Señor con su vida llena de caridad, llena de oración, llena de fervor, llena de Paz, llena de Fe!

Bendigo a todos ustedes, a sus familias, especialmente a esta familia que Me ama con el corazón! Bendigo este querido suelo, que será Mi Casita, según la Casa de Nazaret. Aquí, Yo, José y Jesús, vendremos a morar, para que sus corazones, hijos Míos, nunca caigan en la tristeza, sino más bien en la Alegría de DIOS, de la cual Mi Inmaculado Corazón está lleno. Que Mis hijos tomen cada uno y los llenen de afecto.

Muchos Me piden gracias! Algunas las puedo dar, otras no. Necesitan convertirse, cambiar sus vidas, regresar a DIOS por el camino del AMOR, por el camino de la Fe y la Paz!

Lo que desfigura al mundo, lo que echa a perder las obras, es el orgullo. Nunca sean orgullosos, hijos Míos, sean sencillos, sean humildes, sean puros de corazón, y verán a DIOS en sus vidas! Sentirán SU AMOR, a través de SU Espíritu Santo, actuando, guiando, transformando, convirtiendo a cada uno.

¡Amor! No tengan, hijos Míos, medida para amar, ¡amen sin medida!!! El orgullo mide la caridad. Echen el orgullo de sus vidas y de sus corazones, y amarán totalmente. Estoy con ustedes, hijos, para enseñarles a AMAR! Quien no puede aún AMAR no está preparado para el Cielo.

Sabrán que están preparados para el Cielo cuando descubran que ya AMAN, perdonan, y cuando se dan y se sacrifican por AMOR a sus hermanos y hermanas, pero... ¡cuántos de Mis hijos la muerte les sorprende! Están viviendo habitualmente en pecado, llenos de odio, resentimiento y oscuridad, y son arrojados inmediatamente al fuego del infierno.

¡Amor, hijos Míos, a Jesús!!! Cuando vengan a Él, les preguntarán si amaron, si perdonaron, si ayudaron a los pobres y a los sencillos, si buscaron perdonar a todos sus hermanos y hermanas, a tratarlos como tratarían a Jesús!

El Camino para aprender a AMAR es la oración, es el sacrificio, es la penitencia, es la vida de confesión y la Eucaristía permanente.

Deseo, hijos Míos, darles una prenda ideal! Una prenda de verdaderos hijos de DIOS es un corazón que AMA!!! Él es maravilloso, ¡es muy hermoso!

AMOR, hijos Míos, transfigura, embellece, hace brillar su corazón con una gran maravilla! Así que, si quieren saber quién pienso que es hermoso, son aquellos que ORAN. OREN, y Mis Ojos serán felices de verlos hermosos, un día en el Cielo, como verdaderos Ángeles, y no como demonios, horribles monstruos, en el fuego del infierno, ¡no!!

Quiero verlos hermosos y brillantes como el Sol, como los Ángeles en el Cielo! Para eso, hijos, ¡oren! ¡oren!

Bendigo la pequeña sala de oración en la que están, hijos Míos, elevada en Mi Honor. Prometo vivir aquí, como la Virgen del Rosario de la Paz, y prometo bendecir con gracias cada vez mayores, a todos aquellos que se arrodillen en ella para la oración e intercesión a Mi lado. Sobre todo, serán grandemente bendecidos todos aquellos que han sufrido y luchado para que sea dedicada a Mí.

Bendigo a todos con AMOR en el Nombre del Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo. Permanezcan en la Paz del Señor".