sábado, 18 de noviembre de 1995

Mensaje de Nuestra Señora

Hoy quiero hablar de la Paz que la oración coloca en ustedes. Paz, queridos hijos, es un regalo que solo de DIOS puede venir.

Cuando estén en oración, especialmente adorando a Mi Hijo, sientan, hijos, la Paz que rodea este lugar y sus corazones.

No importa cuánta riqueza tengan en sus vidas, ¡nada se compara o iguala a esta Paz! Paz que viene del Corazón de Jesús! Paz que quiero colocar en cada uno de sus corazones, a través de la oración.

Prometí que siempre estaría presente cuando Mis hijos estén en adoración.

Así que, Mis hijos, quiero decirles que la adoración es un tiempo de encuentro y diálogo con Jesús! por lo tanto, no puede hacerse perezosamente, fríamente... no puede hacerse solo con los labios. La adoración, que es verdadera oración, brota de dentro del corazón.

Purifica las mentes, abriéndolas a la Luz de la Sabiduría del Espíritu Santo!

Purifica los corazones, para hacerlos dóciles a las inspiraciones y deseos de Jesús, para hacer, Mis hijos, que el corazón pueda conocer el GRAN DONO DEL AMOR a los hermanos!

La adoración los desapega de las cosas de la tierra y los eleva al Cielo. Así que, hijos, cada día que adoren a Mi Hijo en el Santísimo, es un paso más que dan para acercarse al Salvador, y así el mundo pecador tendrá menos poder de seducción sobre ustedes.

Cada vez que se hace la adoración eucarística en la tierra, miles de almas en el Purgatorio vuelan al Cielo, son pecadores que se convierten.

Muchos pecadores son tocados cada vez que hay una adoración del Santísimo Sacramento en la tierra. Se quitan castigos, y les llueve sobre ustedes la DIVINA Misericordia de DIOS.

Adoren el Santísimo Sacramento del Altar!

¡Oren! ¡Oren! ¡Oren! ¡Sientan la paz de la oración!

Gracias por el AMOR que Me tienen. Los bendigo en el Nombre del Padre. en el Nombre del Hijo. y en el Nombre del Espíritu Santo".