lunes, 27 de noviembre de 1995

Mensaje de Nuestra Señora

Si quieren ser, hijitos, verdaderos hijos Míos, sean humildes y dejen de practicar el mal. No den a Satanás el placer de verlos caer en el orgullo, la intriga y la falsedad.

Alejen el espíritu de la maldición, y vivirán como verdaderos ojos y servidores de DIOS, o de lo contrario, la Misericordia de DIOS les será cerrada.

Soy la Bienaventurada Virgen, la Madre de DIOS ¡y de ustedes!

Quiero que ustedes, queridos hijos, continúen rezando el Rosario siempre. Quiero que ustedes, con el Rosario, sean fieles a DIOS, sean fieles a Mi Corazón, ¡a todo lo que les pido!

Cada día que pasa, estoy más cerca, estoy más atenta e inclinada a sus sufrimientos. Así que, queridos hijos, vengan aquí y adoren a Mi Hijo Jesús en la Eucaristía con todo su corazón.

Arrepéntanse de sus pecados; ¡pidan perdón! Invoquen al Jesús Eucarístico para que los sane, los toque, los libere, los abra. Así, queridos hijos, sentirán en su corazón Mi Mano de Madre tocando, bendiciendo e iluminando a todos en este camino difícil, pero que termina en el PADRE.

Recen el Rosario todos los días, pero ¡no de cualquier manera! ¡Que sea conversión en sus vidas!

Gracias por el AMOR que Me tienen. Los bendigo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo".