viernes, 6 de abril de 2007

Viernes de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo

Mensaje de la Muy Santa María

Querido Hijo, SOY LA DOLOROSA VIRGEN. Vengo una vez más hoy para revelar a mis hijos el Océano de Dolor de mi Inmaculado Corazón con el que colaboré con mi Divino Hijo en la redención de toda la humanidad.

Sí, mis queridos hijos, ¡soy vuestra Mater Dolorosa! A los pies de la Cruz derramé lágrimas de SANGRE durante toda la agonía de mi Divino Hijo Jesucristo. Las Lágrimas de Sangre que fluyeron de Mis ojos fueron el fruto del muy agudo dolor que sufrí en Mi Corazón. Cuánta Sangre vieron Mis ojos en este día. Cuánta Sangre de Mi Hijo Jesús en Su Corona de Espinas, en Su Rostro, en Sus Manos, Pies y Costado. en Todo Su Cuerpo. Mis Lágrimas de Sangre unidas a las gotas de Sangre de Mi Divino Hijo fueron ofrecidas al Padre Eterno, subieron a Él y lograron para toda la humanidad Redención y Salvación.

Vi a Mi Hijo Jesús caído a tierra en el camino al Calvario. Lo vi ardiendo en fiebre. Lleno de dolor, herido y luego clavado en la Cruz. Muriendo en una gran asfixia en medio de los tormentos más difíciles e indescriptibles.

Lo vi en Su gran soledad, indefenso de todos los hombres, teniendo como Su único compañero fiel a Su Mater Dolorosa y un poco menos, la compañía de Juan y las Santas Marías.

¡Oh sí!, Mis Lágrimas de Sangre unidas a la Sangre de Mi Divino Hijo sacudieron y destruyeron los poderes infernales. Lucifer se encontró precipitado con sus seguidores en el instante que junto con Mi Divino Hijo yo morí místicamente.

Su imperio infernal fue entonces derrocado. La justicia de Dios fue avergonzada. El orden y la paz fueron restablecidos nuevamente. La Amistad entre Dios y sus criaturas y así el infierno ya no tiene la última palabra sobre la raza humana.

Reparen, mis hijos, lo que les costó vuestra redención. Reparen el infinito valor de Mis Lágrimas de Sangre y los efectos que produjeron el Viernes Santo y que continúan produciendo en la humanidad a lo largo de los siglos. Noten y piensen que fue por vosotros que sufrí y por vosotros que derramé tan Dolorosas Lágrimas.

Os suplico, mis hijos: NO ME HAGÁIS MÁS LLORAR VUESTRAS LÍNEAS DE SANGRE POR VUESTRO AMOR, VUESTRA INDIFERENCIA, VUESTRO FRÍO, Y VUESTRA RECEPCIÓN EN AMAR A MI DIVINO HIJO Y A MÍ.

Amadnos. Amadnos... Amadnos. He aquí, mis hijos, todo esto. Todas estas Lágrimas de Sangre, toda esta Sangre derramada de Mi Divino Hijo fue por vosotros. Por vuestro amor.

¿Podríamos haber sufrido más por vosotros de lo que sufrimos? ¿Podríamos haber hecho más por vuestro bien y por vuestra salvación de lo que hicimos?

Entonces, mis hijos, abrid vuestros corazones al amor. Amad a Mi Divino Hijo, amadme. Lo que queremos de vosotros hoy más que vuestro arrepentimiento y penitencia de pecados es vuestro AMOR, VUESTRA RESPUESTA DE AMOR, VUESTRO SÍ A NUESTRO AMOR.

Amadnos, amadnos. No seáis más insensibles, no seáis, mis hijos, como los "Cain", como Judas, como Herodes. Sed, mis hijos, como yo era, Ardiendo en amor por Mi Divino Hijo, por Nuestro Señor.

¡Eso es lo que deseo de vosotros! MEDITAD MIS DOLORES DIARIAMENTE. La meditación constante y ferviente sobre mis dolores suavizará vuestros corazones de piedra y hará nacer el amor en ellos. Buscad, mis hijos, contemplad diariamente el Océano de Dolores que he sufrido con Mi Hijo por vuestra salvación, y así cesaréis de tener el amor de cuidado por Nosotros para tener un amor verdadero, puro, sincero y leal.

Contemplad frecuentemente Mis Lágrimas de Sangre. La contemplación de Mis Lágrimas de Sangre os hará PENSAR sobre cuánto he sufrido por vosotros y cuánto os he amado y aún os amo. A todos vosotros hoy, os bendigo con la bendición de Mis Siete Dolores y Mis Lágrimas".