Mensajes para Marcos Tadeu Teixeira en Jacareí SP, Brasil
miércoles, 3 de octubre de 2007
Mensaje de Ángel Letiel

Marcos, querido amigo, soy el Ángel Letiel. Cuando un alma regresa a los brazos del Señor; cuando un alma se convierte; hay una fiesta tan grande en el Cielo entre Nosotros, los Ángeles, que la luz de mil soles juntos no alcanza los pies de la luz con la que brillamos de alegría y contento por esa conversión que ha ocurrido. Cuando un alma se consagra totalmente a María Santísima, la alegría es tan grande que Nosotros cantamos himnos tan ardientes de amor que nos derretirían si estuviéramos hechos de cera. Cuando un alma se entrega totalmente a la Bienaventurada Virgen, para servirla toda su vida, en castidad, amor, obediencia, pronta y total fidelidad a Su voluntad, entre Nosotros, los Ángeles del Cielo, hay una alegría tan grande que Nosotros, todos Nosotros juntos, si nos convirtiéramos en llamas de fuego, derretiríamos todo el mundo con el calor que enviaríamos. Nuestra alegría es tan grande cuando un alma se consagra; se entrega totalmente a la Bienaventurada Virgen, renunciando a sí misma, ¡y a su voluntad! Cuando una alma así se entrega totalmente a Ella, compensa a miles que dicen 'no' a la Bienaventurada Virgen y que se resisten a Ella por no querer dar toda su vida a Ella. Cuando Nosotros, los Ángeles, encontramos un alma tan bendecida y dichosa, Nuestra alegría es tan grande que inmediatamente derramamos bendiciones sobre ella. Nosotros, los Ángeles del Señor, estamos caminando la tierra día y noche, llamando a la puerta de los corazones, buscando dar buenas e inspiraciones santas a los hombres; invitándolos a través de eventos y movimientos internos a abrir sus corazones; a aceptar los Mensajes, obedecerlos y adherirse a ellos con todo su corazón para que puedan ser salvados. Todos los días alejamos de las almas a muchos demonios que los tientan a dudar, a desobedecer los Mensajes de María Santísima, a resistir su voluntad y a no renunciar a su voluntad. El alma que está dispuesta aceptará nuestras iluminaciones; nuestros consejos; nuestras buenas inspiraciones y nos seguirá por el camino de la santidad, la obediencia al Señor y a Su Madre y la fidelidad a Ellos. Paz, Marcos. Amado de los Ángeles, te doy paz. Ven, déjame sostenerte en mis brazos y hacerte sentir cuánto Nosotros, los Ángeles, te amamos y queremos. Paz. Querido de los Ángeles, estate en paz.
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