Martes, 12 de octubre de 1993

Nuestra Señora viene vestida de blanco con dos ángeles que sostienen Su manto mientras se inclina ante la Eucaristía. Se acerca flotando hacia mí, asiente y dice: "Mi ángel, me alegra verte de nuevo tan pronto. Por favor, reza conmigo por aquellos que eligen su propia voluntad por encima de la Voluntad de Dios." Rezamos. Mientras rezaba, una luz brillante brilló a su alrededor. Entonces dijo: "Quiero ayudarte a comprender mejor el misterio del Amor Santo. ¡Dios es Amor Santo! Por lo tanto, la Voluntad de Dios es Amor Santo. Todo lo bueno procede del Amor Santo. Sin Amor Santo, no puede existir nada bueno, solo oscuridad. Por lo tanto, las almas que viven según su propia voluntad viven contrarias al Amor Santo y a la salvación."

Le pregunté a Nuestra Señora cómo podemos saber si estamos eligiendo la Voluntad de Dios. "La Voluntad de Dios para ti es siempre Amor Santo. Y así, todas tus acciones deben basarse en los dos grandes mandamientos: Ama a Dios sobre todas las cosas y ama a tu prójimo como a ti mismo. No puedes ser santo a menos que vivas según estos mandamientos. No puedo expresar este camino de manera más sencilla. ¡Haz esto conocido!" Se va.